La dualidad de la naturaleza humana.
0
Aquella noche llegué al fatal cruce de caminos. Si me
hubiera enfrentado con mi descubrimiento con un espíritu más noble, si me
hubiera arriesgado al experimento impulsado por aspiraciones piadosas o
generosas todo habría sido distinto, y de esas agonías de nacimiento y muerte
habría surgido un ángel y no un demonio. Aquella poción no tenía poder
discriminatorio. No era diabólica ni divina. Sólo abría las puertas de una
prisión y, como los cautivos de Philippi, el que estaba encerrado huía al
exterior. Bajo su influencia mi virtud se adormecía, mientras que mi perfidia,
mantenida alerta por mi ambición, aprovechaba rápidamente la oportunidad y lo
que afloraba a la superficie era Edward Hyde, y así, aunque yo ahora tenía dos
personalidades con sus respectivas apariencias, una estaba formada
integralmente por el mal, mientras que la otra continuaba siendo Henry Jekyll,
ese compuesto incongruente de cuya reforma y mejora yo desesperaba hacía mucho
tiempo. El paso que había dado era, pues, decididamente a favor de lo peor que
había en mí.
En todos los seres humanos existe la capacidad del
bien y el mal, debemos ser capaces de decidir el camino correcto pues como dice en la obra de la cual comparto
este fragmento.
“Quiéreme cuando menos lo merezca, pues será cuando mas lo necesite”
0 comentarios: