Puedo explicarlo todo

Novela total y perdonen los lugares comunes pero 744 páginas dan para mucho y además con la letra pequeña. Xavier Velasco se ha puesto manos a la obra y su pequeño arbolito se ha convertido en una novela titánica, robusta y con una construcción de personajes dignas de un estudio más exhaustivo.

Joaquín, el protagonista de Puedo explicarlo todo(Alfaguara, 2011) es un perdedor nato. Fredesvinda escapa, ya no de otros, sino de sí misma. Isaías Balboa es un viejo gurú que se cree lo que enseña, Nancy es un fantasma perturbador y Dalila es un sol, es un amanecer cada vez que aparece. Como ven unos personajes que prometen y que os darán qué pensar.

Las historias que se cruzan en esta maravillosa novela, en la que nada es lo que parece, está levantada sobre los hombros de unos personajes entrañables y de una redondeada técnica marca de la casa. Consigue Xavier Velasco que te persigan después de su lectura, te hacen reír sus gags ácidos y entrañables, se apoderan de uno como una melodía feliz y entrañable hasta el grito.

Una novela en la que deben quedarse por varios días, sin prisa, han de mudarse allí a México y levantar el pie del acelerador de lectura de palabras por minuto para disfrutar de estas excelentes historias.

El personaje que más me ha conquistado con su fuerza y su grisura es el de Nancy la madre de Joaquín. Es un fantasma para su hijo, se apodera de él, le persigue y, desde el más allá, a fuerza de su influencia de madre, sigue dominándole e impidiéndole ser. Un personaje de esos que querrías perder de vista pero que te sigue y te persigue. Sin lugar a dudas, para mí, uno de los muchos grandes logros de esta novela.

Se embarca Joaquín en una trae fascinante, escribir un libro de auto-ayuda que se torna en un manual de auto destrucción. El manual lo escribe como “negro literario” para Isaías Balboa otro personaje inolvidable que se cree lo que dice aunque su moral anda por “otras partes”. Estos son personajes perdidos, con vocación de ruina, de hundimiento constante pero cuando aparece Dalila, una niña sabia y luminosa, las cosas cambian.

Dalila es entrañable y su autor nos lo reconoce. Su inocencia, no desprovista de cierta sabiduría de la vida y que, sumada a la aplastante lógica natural de los niños, hace que en cada esquina que coincidimos con ella la cosa se arregle, se vea menos fea, principalmente para Joaquín, sobre el que ejerce un efecto benefactor.

También puede el lector interactuar con la novela por medio de unos jeroglíficos que se resuelven con una tabla que se incluye a modo de separador y que forman parte importante de la trama pero, Xavier Velasco, intuyendo la pereza de muchos, marca con un conejo la vía de escape rápido a la parte final del libro donde puede leerse el texto ya descifrado.

Historias de perdedores, rescates al borde del precipicio, así es la nueva novela de Xavier Velasco que tiene, a parte de su contenido, un envoltorio interesante. En la portada vemos a un conejito con una cinta en la boca ¿de qué se trata? En la entrevista que nos concedió y que publicaremos mañana, nos revela este y otros detalles de esta magnífica novela.